La historia de Komodo
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La historia de Komodo
Aquí comienza la historia de Komodo.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Hambre. Frío. Cansanció. Soledad. Más Hambre.
El joven sacudió la cabeza, haciendo retroceder sus instintos animáles y obligandose a sí mismo a recordar por que se encontraba allí, vagabundeando por los rincones más apartados y siniestros de la ciudad.
Vertederos, desguaces, edificios abandonados, callejones oscuros, bajo puentes solitarios... si aquel artículo de periódico estaba en lo cierto aquellos eran los sitios donde tenían lugar los combates callejeros. De hecho, si forzaba su memoria, podía recordar a sus compañeros del gimnasio intercambiando rumores al respecto en alguna ocasión. Pero eso pertenecía a su vida anterior, antes de verse sumido en aquella pesadilla.
Chasqueo con odio las mandibulas. Ya habría tiempo de reflexionar sobre aquello cuando le pusiese las manos encima a esos tipos... muuuuucho tiempo. Pero primero tenía que encontrar a esos otros luchadores callejeros, a esos Street Fighters.
Avanzó con cautela, deslizandose a cuatro patas y manteniéndose oculto entre las sombras, todos sus sentidos atentos al menor indicio de pista o peligro.
PD: Ya rectifique lo de la FV
El joven sacudió la cabeza, haciendo retroceder sus instintos animáles y obligandose a sí mismo a recordar por que se encontraba allí, vagabundeando por los rincones más apartados y siniestros de la ciudad.
Vertederos, desguaces, edificios abandonados, callejones oscuros, bajo puentes solitarios... si aquel artículo de periódico estaba en lo cierto aquellos eran los sitios donde tenían lugar los combates callejeros. De hecho, si forzaba su memoria, podía recordar a sus compañeros del gimnasio intercambiando rumores al respecto en alguna ocasión. Pero eso pertenecía a su vida anterior, antes de verse sumido en aquella pesadilla.
Chasqueo con odio las mandibulas. Ya habría tiempo de reflexionar sobre aquello cuando le pusiese las manos encima a esos tipos... muuuuucho tiempo. Pero primero tenía que encontrar a esos otros luchadores callejeros, a esos Street Fighters.
Avanzó con cautela, deslizandose a cuatro patas y manteniéndose oculto entre las sombras, todos sus sentidos atentos al menor indicio de pista o peligro.
PD: Ya rectifique lo de la FV
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
La noche es la mejor amiga de aquellos que no quieren ser vistos. De todos ellos.
Unas voces en el callejón llamaron la atención de Komodo. Varias personas se encontraban más allá de la luz de la única farola que aún intentaba iluminar aquella parte de la ciudad. Sin salir de las sombras observó a aquellos hombres. Quizá, sólo quizá, había encontrado lo que buscaba.
Mirad cómo patalea -dijo uno de ellos-. Aún se cree que puede librarse de ésta.
Hablaba de la mujer sujeta por sus dos compinches. Aún luchaba en vano por escapar. Pero su cuerpo era demasiado pequeño. Mejor dicho, los de sus asaltantes eran demasiado grandes. Ni siquiera podía pedir ayuda. Sus gritos se ahogaban en una gigantesca mano.
Será mejor que terminemos rápido. Parece que va a ponerse a llover.
Unas voces en el callejón llamaron la atención de Komodo. Varias personas se encontraban más allá de la luz de la única farola que aún intentaba iluminar aquella parte de la ciudad. Sin salir de las sombras observó a aquellos hombres. Quizá, sólo quizá, había encontrado lo que buscaba.
Mirad cómo patalea -dijo uno de ellos-. Aún se cree que puede librarse de ésta.
Hablaba de la mujer sujeta por sus dos compinches. Aún luchaba en vano por escapar. Pero su cuerpo era demasiado pequeño. Mejor dicho, los de sus asaltantes eran demasiado grandes. Ni siquiera podía pedir ayuda. Sus gritos se ahogaban en una gigantesca mano.
Será mejor que terminemos rápido. Parece que va a ponerse a llover.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
La alargada cabeza se alzó y unos ojos reptilianos observaron la escena con obsesiva determinación. Puede que su visión nocturna fuese ahora mucho mejor de lo que había sido en su día, pero su cerebro aún tenía problemas para procesar aquella nueva información e interpretar correctamente las cosas, sobre todo a larga distancia.
En todo caso parecía muy improable que aquellos fuesen los matones que buscaba, por lo que lo inteligente sería mantenerse escondido al margen y esperar hasta estar seguro, o bien hacer caso a sus instintos y pasar de largo sin más . Si, eso es lo que debería hacer.
- ¡¡SSSSHAAAAAAAARRRRRRGGGGG!! -
Un sonido espeluznante, mezcla de siseo y rugido, resonó por el callejón cuando una criatura que nunca debió haber existido salió de entre las sombras y cargo contra los matones, sus dientes y zarpas prestos para sajar y desgarrar.
En todo caso parecía muy improable que aquellos fuesen los matones que buscaba, por lo que lo inteligente sería mantenerse escondido al margen y esperar hasta estar seguro, o bien hacer caso a sus instintos y pasar de largo sin más . Si, eso es lo que debería hacer.
- ¡¡SSSSHAAAAAAAARRRRRRGGGGG!! -
Un sonido espeluznante, mezcla de siseo y rugido, resonó por el callejón cuando una criatura que nunca debió haber existido salió de entre las sombras y cargo contra los matones, sus dientes y zarpas prestos para sajar y desgarrar.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Observó la sangre en sus manos y poco a poco fue recordando sus últimos actos. A sus pies, junto a la pared, yacía un matón de pelo rubio. Había sido el último en caer. Una presa débil y acobardada que suplicaba clemencia mientras el depredador se acercaba con un siseo amenazador.
En el muro opuesto vio a otro matón. Sobre ese cayó de un salto y, aunque opuso cierta resistencia, no tardó en caer.
En el centro del callejón, con la cabeza bajo la luz de la farola, se encontraba el supuesto lider de los matones. Era el más cercano y sufrió primero la furia de Komodo. Apenas se enteró de que le estaban atacando.
Los tres estaban aún con vida. Primero debía eliminar las amenazas, esa era la clave de la supervivencia. Ahora debía decidir qué hacía con ellos. Su estómago comenzó a rugir.
Mientras se decidía escuchó un ruido y rápidamente se volvió. La mujer apretaba su espalda contra el muro. No paraba de sollozar. ¿Había gritado durante el combate? No lo recordaba. Sus formas femeninas movieron algo en su interior. Compredía mejor que nunca los instintos animales, así que no tenía dudas sobre lo que aquellos matones pretendían hacer con ella.
En el muro opuesto vio a otro matón. Sobre ese cayó de un salto y, aunque opuso cierta resistencia, no tardó en caer.
En el centro del callejón, con la cabeza bajo la luz de la farola, se encontraba el supuesto lider de los matones. Era el más cercano y sufrió primero la furia de Komodo. Apenas se enteró de que le estaban atacando.
Los tres estaban aún con vida. Primero debía eliminar las amenazas, esa era la clave de la supervivencia. Ahora debía decidir qué hacía con ellos. Su estómago comenzó a rugir.
Mientras se decidía escuchó un ruido y rápidamente se volvió. La mujer apretaba su espalda contra el muro. No paraba de sollozar. ¿Había gritado durante el combate? No lo recordaba. Sus formas femeninas movieron algo en su interior. Compredía mejor que nunca los instintos animales, así que no tenía dudas sobre lo que aquellos matones pretendían hacer con ella.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
La elección parecía, desde luego, obvia. Aquellos debiles mamíferos se encontraban indefensos y él tenía hambre. Ya se estaba agachando al lado de uno y abirendo las mandibulas cuando reparó en la hembra.
Estaba claro que ella no representaba ninguna amenaza, no solo era mucho más pequeña que los matones, sino que el olor acre de su miedo llenaba todo el callejón. Una parte de él se sentía extrañamente atraido por sus formas y la otra por aquella carne de aspecto mucho mas blando y tierno que la de los machos que yacian en el suelo.
Se acercó a ella con parsimonía, consciente de que podía atraparla con facilidad si salía corriendo y la estudió con curiosidad, tratando de decidir cual de los dos impulsos seguir. Pero cuando su mirada se posó sobre sus ojos aterrados algo más se removió en suninterior, y el impulso que le había hecho atacar a los matones cobró fuerza.
Lentamente una mano garruda se alzo ante la hembra, señalandola, y una garganta inhumana trató de formular palabras de un idioma casi olvidado.
- ¿TTTTTRRRRUUUU HHHHEERRRRRDDDDDAAAAAA? (¿tú herida?) -
En ese momento sus tripas rugieron de nuevo, más sonoramente que antes, y la criatura decidió probar a pedirle ayuda a la hembra. Se inclinó sobre ella, los ojos brillantes, las garras manchadas de sangre y la boca babeante, e intento explicarla su problema con unas palabras simples y mucho más entendibles en esta ocasión.
- HAAAAMMMBREEEEEE..... COOMMIIIIIDAAAAAA..... -
Estaba claro que ella no representaba ninguna amenaza, no solo era mucho más pequeña que los matones, sino que el olor acre de su miedo llenaba todo el callejón. Una parte de él se sentía extrañamente atraido por sus formas y la otra por aquella carne de aspecto mucho mas blando y tierno que la de los machos que yacian en el suelo.
Se acercó a ella con parsimonía, consciente de que podía atraparla con facilidad si salía corriendo y la estudió con curiosidad, tratando de decidir cual de los dos impulsos seguir. Pero cuando su mirada se posó sobre sus ojos aterrados algo más se removió en suninterior, y el impulso que le había hecho atacar a los matones cobró fuerza.
Lentamente una mano garruda se alzo ante la hembra, señalandola, y una garganta inhumana trató de formular palabras de un idioma casi olvidado.
- ¿TTTTTRRRRUUUU HHHHEERRRRRDDDDDAAAAAA? (¿tú herida?) -
En ese momento sus tripas rugieron de nuevo, más sonoramente que antes, y la criatura decidió probar a pedirle ayuda a la hembra. Se inclinó sobre ella, los ojos brillantes, las garras manchadas de sangre y la boca babeante, e intento explicarla su problema con unas palabras simples y mucho más entendibles en esta ocasión.
- HAAAAMMMBREEEEEE..... COOMMIIIIIDAAAAAA..... -
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
El problema de los deseos es que a veces se convierten en realidad.
Cuando Wendy estaba a punto de ser forzada, había deseado que alguien la salvara. Quería que algo llegara y acabara con los violadores.
Su deseo había sido concedido. Un monstruo salió de entre las sombras y había masacrado a esos hombres. Había pasado demasiado deprisa. De haber reaccionado más rápido podría haber salido corriendo fuera del callejón. Podría estar entre la multitud, a salvo. Sin embargo allí estaba, demasiado cerca de aquella bestia. Ahora eso se acercaba lentamente extendiendo una garra de la que goteaba sangre fresca, llamándola comida y babeando de anticipación.
Más vale tarde que nunca. Echó a correr hacia la calle principal mientras gritaba con todas sus fuerzas.
Cuando Wendy estaba a punto de ser forzada, había deseado que alguien la salvara. Quería que algo llegara y acabara con los violadores.
Su deseo había sido concedido. Un monstruo salió de entre las sombras y había masacrado a esos hombres. Había pasado demasiado deprisa. De haber reaccionado más rápido podría haber salido corriendo fuera del callejón. Podría estar entre la multitud, a salvo. Sin embargo allí estaba, demasiado cerca de aquella bestia. Ahora eso se acercaba lentamente extendiendo una garra de la que goteaba sangre fresca, llamándola comida y babeando de anticipación.
Más vale tarde que nunca. Echó a correr hacia la calle principal mientras gritaba con todas sus fuerzas.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Reprimiendo el impulso de hechar a correr tras la chica la criatura forzó a su inconstante cerebro a reflexinar sobre que había podido hacer mal. Estaba seguro de haber articulado correctamente las palabras, pero por alguna extraña razón eso tan solo había logrado asustar aún más a la joven.
No dió con la respuesta hasta que, hhastiado, se acercó a beber a un charco de desague y contempló su propio reflejo. Fue entonces cuando, comparando su persona con la de los matones, comprendió finalmente porque la chica se había alterado tanto al acercarsela. Estaba desnudo.
Con el vago recuerdo de haber llevado ropas con anterioridad planeando en su mente se acercó al mayor de los incoscientes asaltadores y procedió a despojarle de sus prendas sin miramientos. Adapatarlas para sí, arrancándole las mangas a la chupa y haciendole un agujero para la cola a los pantalones, fué facil, sobre todo comparado con lo que le costo vencer su instintiva revulsión hacía las mismas.
Y así, a todas luces más presentable, vestido con ropas negras, hechas jirones, ensangrentadas y con adornos y pinchos metálicos, partió en pos de la huidiza humana, siguiendo el acre olor de su miedo por los callejones.
No dió con la respuesta hasta que, hhastiado, se acercó a beber a un charco de desague y contempló su propio reflejo. Fue entonces cuando, comparando su persona con la de los matones, comprendió finalmente porque la chica se había alterado tanto al acercarsela. Estaba desnudo.
Con el vago recuerdo de haber llevado ropas con anterioridad planeando en su mente se acercó al mayor de los incoscientes asaltadores y procedió a despojarle de sus prendas sin miramientos. Adapatarlas para sí, arrancándole las mangas a la chupa y haciendole un agujero para la cola a los pantalones, fué facil, sobre todo comparado con lo que le costo vencer su instintiva revulsión hacía las mismas.
Y así, a todas luces más presentable, vestido con ropas negras, hechas jirones, ensangrentadas y con adornos y pinchos metálicos, partió en pos de la huidiza humana, siguiendo el acre olor de su miedo por los callejones.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
¿Cómo podía a los humanos gustarle aquello que llamaban "ropa"? No hacía más que apretar y estorbar los movimientos. La palabra "talla" le vino a la mente.
No tardó en vestirse y comenzar la persecución. No era dificil localizarla. Sólo tenía que seguir los gritos. Corría torpemente, a pesar de quitarse esas cosas con punta que llevaba en los pies. La alcanzaría enseguida. Sin embargo no parecía tonta, se dirigía directamente hacia una calle más ancha, mucho mejor iluminada y extremadamente ruidosa. El tipo de calles que Komodo solía evitar.
Ya casi había llegado a la calle principal. El vestirse le había dado a la mujer el tiempo necesario para huir. Aún podía alcanzarla si se abalanzaba sobre ella, pero ya se encontraba en una zona más o menos bien iluminada del callejón. También podía dejarla huir.
Aquel pensamiento hizo que volvieran a rugirle las tripas.
No tardó en vestirse y comenzar la persecución. No era dificil localizarla. Sólo tenía que seguir los gritos. Corría torpemente, a pesar de quitarse esas cosas con punta que llevaba en los pies. La alcanzaría enseguida. Sin embargo no parecía tonta, se dirigía directamente hacia una calle más ancha, mucho mejor iluminada y extremadamente ruidosa. El tipo de calles que Komodo solía evitar.
Ya casi había llegado a la calle principal. El vestirse le había dado a la mujer el tiempo necesario para huir. Aún podía alcanzarla si se abalanzaba sobre ella, pero ya se encontraba en una zona más o menos bien iluminada del callejón. También podía dejarla huir.
Aquel pensamiento hizo que volvieran a rugirle las tripas.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Las calles iluminadas y grandes no le gustaban. Muchas luces, muchos olores y ruidos extraños, y, sobre todo, muchos humanos. Y aparte de su recelo natural una vocecila interior le susurraba también que no sería buena idea aparecer delante de grandes grupos de humanos, ni aún llevando ropa.
Por supuesto podía abalnzarse sobre su presa y arrastrala al interior del lobrego callejón, y seguramente ninguno de esos monos sin pelo duros de oído se enteraría, pero algo le decía que a lo mejor la chica no se lo tomaba bien. Parecía seguir asustada y era posible que malinterpretase sus obvias muestras de amistad, igual que hiciese antes.
Decidió seguirla desde lejos, trepando por los edificios, manteniendose en los lindes de la zona iluminada y cruzando saltando entre las azoteas cuando la distancia lo permitiese. Esperaría a que la joven se calmase... a que se sintiese a salvo... y entonces se presentaría de nuevo ante ella.
Por supuesto podía abalnzarse sobre su presa y arrastrala al interior del lobrego callejón, y seguramente ninguno de esos monos sin pelo duros de oído se enteraría, pero algo le decía que a lo mejor la chica no se lo tomaba bien. Parecía seguir asustada y era posible que malinterpretase sus obvias muestras de amistad, igual que hiciese antes.
Decidió seguirla desde lejos, trepando por los edificios, manteniendose en los lindes de la zona iluminada y cruzando saltando entre las azoteas cuando la distancia lo permitiese. Esperaría a que la joven se calmase... a que se sintiese a salvo... y entonces se presentaría de nuevo ante ella.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Desde la cima del edificio los humanos parecían insignificantes. Había contado una decena de ventanas durante su subida al tejado y había llegado a preguntarse si no serían demasiadas. Apenas era capaz de distinguir unos de otros, pero tenía una vista privilegiada para ver sus movimientos.
A quien sí pudo distinguir fue a la mujer. Era la humana que estaba siendo centro de atención. Incluso en la distancia podía ver que estaba asustada, histérica. No tardaron en acercarse un par de hombres armados. Alejaron a los viandantes y hablaron con la mujer. Ella señaló al callejón y uno de ellos se acercó con una luz en la mano. Al ver a los matones inconscientes le habló a su hombro. Al terminar se dedicó a ponerles unos cacharros metálicos en las muñecas.
Mientras tanto, el otro hombre tomaba notas mientras la mujer le hablaba. Unos minutos más tarde llegaron en otro vehículo más hombres armados y vestidos igual. Uno de ellos le abrió la puerta de su vehículo y la mujer entró. Esa pareja de hombres armados se fue con la mujer y Komodo estaba dispuesto a seguirlos, pero algo llamó su atención.
Escuchó los gritos del hombre armado del callejón. Era imposible distinguir nada en la calle principal, pero la quietud del callejón y la cercanía de las paredes le permitían escuchar los gritos. Parecía que llamaba a voces a sus compañeros.
Komodo se asomó y vio al hombre armado enfocando su luz hacia la pared. Lentamente, como si temiera lo que fuera a descubrir, fue moviendo la luz hacia arriba.
A quien sí pudo distinguir fue a la mujer. Era la humana que estaba siendo centro de atención. Incluso en la distancia podía ver que estaba asustada, histérica. No tardaron en acercarse un par de hombres armados. Alejaron a los viandantes y hablaron con la mujer. Ella señaló al callejón y uno de ellos se acercó con una luz en la mano. Al ver a los matones inconscientes le habló a su hombro. Al terminar se dedicó a ponerles unos cacharros metálicos en las muñecas.
Mientras tanto, el otro hombre tomaba notas mientras la mujer le hablaba. Unos minutos más tarde llegaron en otro vehículo más hombres armados y vestidos igual. Uno de ellos le abrió la puerta de su vehículo y la mujer entró. Esa pareja de hombres armados se fue con la mujer y Komodo estaba dispuesto a seguirlos, pero algo llamó su atención.
Escuchó los gritos del hombre armado del callejón. Era imposible distinguir nada en la calle principal, pero la quietud del callejón y la cercanía de las paredes le permitían escuchar los gritos. Parecía que llamaba a voces a sus compañeros.
Komodo se asomó y vio al hombre armado enfocando su luz hacia la pared. Lentamente, como si temiera lo que fuera a descubrir, fue moviendo la luz hacia arriba.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Siseo con enfado cuando la luz comenzó a acercársele. Aquellas frías luces artificiales de los humanos no le agradaban en absoluto y se apartó con presteza antes que esta llegase a alcanzarle.
Aunque los vehículos de los humanos a menudo se parasen y apelotonasen como ellos mismos también podían llegar a ser muy rápidos. Si quería seguir a ese no tenía tiempo que perder.
La criatura corrió a cuatro patas por los tejados, más veloz que cualquier mono sin pelo, su cola ayudándola a mantener el equilibrio en los prodigiosos saltos y sus garras sosteniéndola cuando escalaba o se dejaba caer por las paredes de los edifícios. Sus recien adquiridas ropas pronto estuvieron incluso más rasgadas y rotas que antes, al darse las costuras finalmente por vencidas.
Incluso con sus aptitudes sobrehumanas le habría sido casí imposible seguir un coche en concreto por la ciudad, pero su hambre canina le impulsaba y por suerte aquel tenía unas estupidas lucecitas brillantes en el la parte de arriba que lo hacían mucho más facil.
Aunque los vehículos de los humanos a menudo se parasen y apelotonasen como ellos mismos también podían llegar a ser muy rápidos. Si quería seguir a ese no tenía tiempo que perder.
La criatura corrió a cuatro patas por los tejados, más veloz que cualquier mono sin pelo, su cola ayudándola a mantener el equilibrio en los prodigiosos saltos y sus garras sosteniéndola cuando escalaba o se dejaba caer por las paredes de los edifícios. Sus recien adquiridas ropas pronto estuvieron incluso más rasgadas y rotas que antes, al darse las costuras finalmente por vencidas.
Incluso con sus aptitudes sobrehumanas le habría sido casí imposible seguir un coche en concreto por la ciudad, pero su hambre canina le impulsaba y por suerte aquel tenía unas estupidas lucecitas brillantes en el la parte de arriba que lo hacían mucho más facil.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Ya había visto esos vehículos antes y sabía que en su parte superior tenía unas luces que avisaban de su presencia. De hecho, habían llegado con las luces y aquella sirena tan escandalosa. Sin embargo, ahora las había apagado. Aun así seguía siendo lo suficientemente llamativo como para distinguirlo, si no se juntaba con otros similares.
Algo le golpeó en la cara. Levantó la vista hacia el cielo. Aquel matón tenía razón. Estaba empezando a llover.
No le fue dificil seguir al vehículo. En la calle había demasiados y hasta los viandantes iban más rápidos que ellos. Pasó de un edificio a otro y se asomó con la seguridad que le proporcionaban la oscuridad y la altitud. Los siguió hasta uno de los cruces. Allí el vehículo giró a la derecha. No estaba seguro de poder llegar hasta esos edificios de un salto. Para continuar su persecución lo más seguro era bajar y tratar de cruzar la calle, pero estaba demasiado transitada como para pasar inadvertido.
Algo le golpeó en la cara. Levantó la vista hacia el cielo. Aquel matón tenía razón. Estaba empezando a llover.
No le fue dificil seguir al vehículo. En la calle había demasiados y hasta los viandantes iban más rápidos que ellos. Pasó de un edificio a otro y se asomó con la seguridad que le proporcionaban la oscuridad y la altitud. Los siguió hasta uno de los cruces. Allí el vehículo giró a la derecha. No estaba seguro de poder llegar hasta esos edificios de un salto. Para continuar su persecución lo más seguro era bajar y tratar de cruzar la calle, pero estaba demasiado transitada como para pasar inadvertido.
Txus- El que debe ser nombrado
- Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Saltar era arriesgado, pero bajar a la calle, con todas sus luces y sonidos, le daba aún más mala espina. Y, sin detenerse a trazar planes o valorar alternativas, la criatura se decidió por una solución intermedia, cruzando a saltos la calle.
El primer salto le llevó hasta uno de aquellos altos postes relucientes con luz en la punta, el cual aguantó el tiempo suficiente, mientras se derrumbaba bajo su peso con un quejido metálico, para permitirle alcanzar uno de esos grandes vehículos humanos rectangulares que se encontraba parado en mitad de la calle.
Desde allí le fué facil alcanzar por fín la fachada de uno de los edificios de enfrente y trepar por ella hasta volver de nuevo a los tejados, donde reanudó la persecución.
A pesar de la rapidez y extrema sutileza empleadas en la operación parecía que no había acabado de pasar del todo desapercibido, sobre todo a juzgar por el aumento de gritos y extraños ruidos que dejó a su paso, pero no le dió mayor importancia. Al fin y al cabo los humanos siempre estaban armando escándalo por cualquier cosa.
El primer salto le llevó hasta uno de aquellos altos postes relucientes con luz en la punta, el cual aguantó el tiempo suficiente, mientras se derrumbaba bajo su peso con un quejido metálico, para permitirle alcanzar uno de esos grandes vehículos humanos rectangulares que se encontraba parado en mitad de la calle.
Desde allí le fué facil alcanzar por fín la fachada de uno de los edificios de enfrente y trepar por ella hasta volver de nuevo a los tejados, donde reanudó la persecución.
A pesar de la rapidez y extrema sutileza empleadas en la operación parecía que no había acabado de pasar del todo desapercibido, sobre todo a juzgar por el aumento de gritos y extraños ruidos que dejó a su paso, pero no le dió mayor importancia. Al fin y al cabo los humanos siempre estaban armando escándalo por cualquier cosa.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
La ciudad se volvía cada vez más silenciosa según se adentraba en las calles menos importantes... y más frío. La lluvia se desató creando efectos raros en los tejados. Algunas partes estaban resbaladizas, otras pegajosas. Además tanto salto acuciaba su hambre.
Los vehículos podían alcanzar grandes velocidades, pero éste se estaba tomando las cosas con calma. La suficiente como para poder seguirlo sin tener que arriesgarse más de la cuenta. Las calles estaban bien iluminadas, le beneficaba a la hora de seguirlo pero podía delatarlo. Cuando tenía que cruzar podía hacerlo sin que nadie en la calle le estorbase.
Finalmente, el vehículo llegó a su destino. Se detuvo delante de un edificio alto, de esos donde vive mucha gente en poco espacio. Salieron la mujer y uno de los hombres armados. La acompañó hasta la puerta. Ella había recuperado la compostura. Pulsó un botón de un cacharro junto a la puerta.
Se disponía a entrar en el edificio. Aquello era un problema. Desde la calle no podría ver sus movimientos en el interior. Allí dentro vivía demasiada gente. Había demasiados lugares que inspeccionar y pocos en los que esconderse.
Los vehículos podían alcanzar grandes velocidades, pero éste se estaba tomando las cosas con calma. La suficiente como para poder seguirlo sin tener que arriesgarse más de la cuenta. Las calles estaban bien iluminadas, le beneficaba a la hora de seguirlo pero podía delatarlo. Cuando tenía que cruzar podía hacerlo sin que nadie en la calle le estorbase.
Finalmente, el vehículo llegó a su destino. Se detuvo delante de un edificio alto, de esos donde vive mucha gente en poco espacio. Salieron la mujer y uno de los hombres armados. La acompañó hasta la puerta. Ella había recuperado la compostura. Pulsó un botón de un cacharro junto a la puerta.
Se disponía a entrar en el edificio. Aquello era un problema. Desde la calle no podría ver sus movimientos en el interior. Allí dentro vivía demasiada gente. Había demasiados lugares que inspeccionar y pocos en los que esconderse.
Txus- El que debe ser nombrado
- Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Frunció lo que había sido su entrecejo, su bien elaborado plan estaba haciéndose cada vez más dificil. Empero aún era pronto para desistir, sobre todo cuando ya se encontraba tan cerca de su objetivo. La gente que vivia en aquellos grandes bloques de piedra solía tener comida, solo tenía que encontrar de nuevo a la hembra chillona.
Había pocos humanos por la calle, pero aún así algo le deciá que sería mejor evitar a aquellos vestidos de azul y a su coche con luces. Por ello se mantuvo a distancia y procedió a rodear el edificio sin prisa pero sin pausa, bajando a nivel del suelo cuando le fué necesario. Los humanos etaban ciegos de noche sin sus extrañas luces, y no había tantas encendidas en el edificio a aquellas horas, pronto una más aparecería y le indicaría donde se encontraba la joven.
Había pocos humanos por la calle, pero aún así algo le deciá que sería mejor evitar a aquellos vestidos de azul y a su coche con luces. Por ello se mantuvo a distancia y procedió a rodear el edificio sin prisa pero sin pausa, bajando a nivel del suelo cuando le fué necesario. Los humanos etaban ciegos de noche sin sus extrañas luces, y no había tantas encendidas en el edificio a aquellas horas, pronto una más aparecería y le indicaría donde se encontraba la joven.
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Las luces del edificio se encendían y apagaban en diferentes puntos. Era lógico pensar que los humanos no se estaban quietos dentro de sus hogares. Pero sólo una se encendió después de iluminarse toda una columna de ventanas. Algo le decía que eso era importante. Se iluminó unos tres pisos por debajo de la azotea.
Echó un vistazo en derredor y no encontró ningún punto desde el que saltar hasta ese edificio, menos aún con la lluvia que estaba cayendo. Tampoco hacía fácil la escalada, ni hacia arriba... miró a la calle... ni hacia abajo.
Echó un vistazo en derredor y no encontró ningún punto desde el que saltar hasta ese edificio, menos aún con la lluvia que estaba cayendo. Tampoco hacía fácil la escalada, ni hacia arriba... miró a la calle... ni hacia abajo.
Txus- El que debe ser nombrado
- Mensajes : 495
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
La criatura siseo con satisfacción al ver encenderse todas esas luces. Sin duda aquella debía de ser la guarida de la humana, y seguramente tendría comida en ella, los humanos siempre la tenían.
En condiciones normales habría bajado la pared del edificio sin problemas, incluso mojada como estaba por la lluvia, pero las prisas le hicieron limitarse a saltar y rebotar sobre otro de aquellos postes de metal de los humanos. Por supuesto el endeble tubo verde se doblo espantosamente, su extraño extremo con lucecitas verdes y rojas estampándose y destrozándose contra el suelo mientras la bestia aterrizaba pesadamente a su lado y cruzaba con rapidez la calle desierta
Se detuvo unos momentos ante la fachada del otro edificio, decidiendo el mejor lugar para escalarlo, hasta que finalmente reparó en una extraña escalera de metal negro anclada al edificio que lo rodeaba por completo, sin duda puesta a propósito por algún mono pelado especialmente inteligente para que alguien pudiese entrar por allí. Sin pensarselo dos veces la criatura subió con facilidad hasta el inicio de la misma y avanzó lo más silenciosamente que pudo hasta llegar a la altura de las luces que buscaba, donde fué asomándose discretamente a las ventanas en busca de la humana de la comida
En condiciones normales habría bajado la pared del edificio sin problemas, incluso mojada como estaba por la lluvia, pero las prisas le hicieron limitarse a saltar y rebotar sobre otro de aquellos postes de metal de los humanos. Por supuesto el endeble tubo verde se doblo espantosamente, su extraño extremo con lucecitas verdes y rojas estampándose y destrozándose contra el suelo mientras la bestia aterrizaba pesadamente a su lado y cruzaba con rapidez la calle desierta
Se detuvo unos momentos ante la fachada del otro edificio, decidiendo el mejor lugar para escalarlo, hasta que finalmente reparó en una extraña escalera de metal negro anclada al edificio que lo rodeaba por completo, sin duda puesta a propósito por algún mono pelado especialmente inteligente para que alguien pudiese entrar por allí. Sin pensarselo dos veces la criatura subió con facilidad hasta el inicio de la misma y avanzó lo más silenciosamente que pudo hasta llegar a la altura de las luces que buscaba, donde fué asomándose discretamente a las ventanas en busca de la humana de la comida
Guillermon- Mensajes : 343
Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Aquellas escaleras no estaban diseñadas para alguien como él. Demasiado estrecha y sin sitio suficiente para la cola. Pero era mejor que escalar el edificio bajo la lluvia.
Llegó hasta el piso adecuado y miró por el cristal de la puerta. Vio el pasillo principal del piso, comunicando las diferentes viviendas con el ascensor y las escaleras interiores, que se encontraban en la mitad del pasillo. La puerta que tenía que cruzar era la primera a su derecha. Las luces se apagaron.
A su derecha se encontraban las ventanas tras las cuales debería hallarse la humana. Desde allí podía asomarse a la primera. Estaba a oscuras, parecía una especie de despacho.
Estaba meditando su siguiente movimiento cuando vio algo en el edificio de enfrente. Las luces estaban apagadas, por eso no se había dado cuenta antes.
Un niño de unos siete años en pijama le estaba mirando con la boca abierta desde su habitación.
Llegó hasta el piso adecuado y miró por el cristal de la puerta. Vio el pasillo principal del piso, comunicando las diferentes viviendas con el ascensor y las escaleras interiores, que se encontraban en la mitad del pasillo. La puerta que tenía que cruzar era la primera a su derecha. Las luces se apagaron.
A su derecha se encontraban las ventanas tras las cuales debería hallarse la humana. Desde allí podía asomarse a la primera. Estaba a oscuras, parecía una especie de despacho.
Estaba meditando su siguiente movimiento cuando vio algo en el edificio de enfrente. Las luces estaban apagadas, por eso no se había dado cuenta antes.
Un niño de unos siete años en pijama le estaba mirando con la boca abierta desde su habitación.
Txus- El que debe ser nombrado
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Fecha de inscripción : 18/06/2010
Re: La historia de Komodo
Tras no pocas maldiciones acerca de lo canijos que eran aquellos cargantes monos sin pelo y todos sus cacharros la criatura llegó a su destino y se dispuso a entrar en el lugar. Normalmente le habría sido dificil, incluso a él, colarse sin más en una guarida de piedra, pero por suerte las de los humanos tenían numerósos lugares por los que entrar, cubiertos tan solo por madera y cristal.
El olor a humanos y a productos químicos parecía mayor en el pasillo, por lo que ya se estaba disponiendo a trepar hasta la ventana en cuestión cuando reparo en que le estaban observando.
Eran unos seres curiosos (y apetitosos) aquellas crias humanas, o bien apestaban incluso más de lo normal a aquellos líquidos extraños que se echaban por encima, o, por el contrario olian más a "naturaleza" que la mayoría de los humanos; y todos sin excepción parecían capaces de proferir aullidos considerables.Pero en cualquier caso aquel estaba demasiado lejos y era, como todos, demasiado pequeño como para ser una amenaza, por lo que la bestia se limito a ignorarle mientras comenzaba a escalar la pared. Si bien, en el último momento, un impulso repentino y olvidado le hizo girarse, agitando la mano y "sonriendo" en dirección al crío antes de continuar.
Una vez en la ventana, olvidado ya el asunto del niño, reprimió su impulso de arrancarla de sus goznes y entrar sin más y se limito a observar el interior y a comezar a raspar y toquetear los cristales. Tenía la vaga impresión de que a la humana podía no gustarla que destrozase su guarida, por lo que permaneció allí, emperchado como una gárgola, "llamando" con cada vez más impaciencia e insistencia
El olor a humanos y a productos químicos parecía mayor en el pasillo, por lo que ya se estaba disponiendo a trepar hasta la ventana en cuestión cuando reparo en que le estaban observando.
Eran unos seres curiosos (y apetitosos) aquellas crias humanas, o bien apestaban incluso más de lo normal a aquellos líquidos extraños que se echaban por encima, o, por el contrario olian más a "naturaleza" que la mayoría de los humanos; y todos sin excepción parecían capaces de proferir aullidos considerables.Pero en cualquier caso aquel estaba demasiado lejos y era, como todos, demasiado pequeño como para ser una amenaza, por lo que la bestia se limito a ignorarle mientras comenzaba a escalar la pared. Si bien, en el último momento, un impulso repentino y olvidado le hizo girarse, agitando la mano y "sonriendo" en dirección al crío antes de continuar.
Una vez en la ventana, olvidado ya el asunto del niño, reprimió su impulso de arrancarla de sus goznes y entrar sin más y se limito a observar el interior y a comezar a raspar y toquetear los cristales. Tenía la vaga impresión de que a la humana podía no gustarla que destrozase su guarida, por lo que permaneció allí, emperchado como una gárgola, "llamando" con cada vez más impaciencia e insistencia
Guillermon- Mensajes : 343
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Re: La historia de Komodo
Wendy había pasado la noche más terrorífica de su vida. Primero unos violadores casi la convierten en su victima y después apareció esa... cosa.
No conseguía quitarse de la cabeza esos dientes... y esa garra llena de sangre... y la llamó comida... Estaba exhausta, pero incluso le daba miedo irse a la cama. Seguro que acababa soñando con ese monstruo.
Se dirigía a la cocina para beber un poco de agua cuando escuchó unos golpes desde el despacho. Se asomó a la puerta y lo vio. Durante unos segundos se quedó allí petrificada. No podía ser cierto lo que veía. Su imaginación le estaba jugando una mala pasada. No era verdad. No era más que un caso de histeria. Seguro que mirase donde mirase vería al lagarto.
-Cariño, ven un momento. -su marido se acercó y ella señaló a la ventana-. Dime que no hay un monstruo delante de nuestra ventana.
-¡Joder! dijo sabiamente el hombre mientras caía de culo. Inmediatamente salió corriendo hacia el interior de la casa.
Wendy no se movió. Sabía que era inútil. La había seguido hasta allí y no podría huir de nuevo de él. Se quedó observándole, aguardando su movimiento final. Había algo aún más extraño en él. ¿Estaba...?
El hombre volvió a aparecer, se puso delante de su mujer, levantó su escopeta y apuntó.
No conseguía quitarse de la cabeza esos dientes... y esa garra llena de sangre... y la llamó comida... Estaba exhausta, pero incluso le daba miedo irse a la cama. Seguro que acababa soñando con ese monstruo.
Se dirigía a la cocina para beber un poco de agua cuando escuchó unos golpes desde el despacho. Se asomó a la puerta y lo vio. Durante unos segundos se quedó allí petrificada. No podía ser cierto lo que veía. Su imaginación le estaba jugando una mala pasada. No era verdad. No era más que un caso de histeria. Seguro que mirase donde mirase vería al lagarto.
-Cariño, ven un momento. -su marido se acercó y ella señaló a la ventana-. Dime que no hay un monstruo delante de nuestra ventana.
-¡Joder! dijo sabiamente el hombre mientras caía de culo. Inmediatamente salió corriendo hacia el interior de la casa.
Wendy no se movió. Sabía que era inútil. La había seguido hasta allí y no podría huir de nuevo de él. Se quedó observándole, aguardando su movimiento final. Había algo aún más extraño en él. ¿Estaba...?
El hombre volvió a aparecer, se puso delante de su mujer, levantó su escopeta y apuntó.
Txus- El que debe ser nombrado
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Re: La historia de Komodo
Ahhhhh si, sus instintos no le habían fallado, aquella era la humana que buscaba. Bueno tendría que olerla para estar totalmente seguro, pero desde luego lo parecía.
La criatura esbozó su mejor "sonrisa" en señal de reconocimiento. De hechó, a fin de ser más reconocible se irguió hasta que su silueta ocupo la ventana por completo, recortándose con la luz de los ocasionales (pero oportunos) relámpagos de la tormenta.
Observó con curiosidad como el otro humano se iba temeroso y volvía amenazador, pero poco le preocuban él o su extraño palo y le ignoró para continuar centrándose en la mujer.
La diestra de la bestia se agitó saludando, mientras que su otra mano señalaba alternativamente a su boca y se frotaba su panza.
- Haambrreee, Comiiiidaaa - <gañido lastimero> - DAAMEEEEE COOOOMIIIIIDAAAAAA -
La criatura esbozó su mejor "sonrisa" en señal de reconocimiento. De hechó, a fin de ser más reconocible se irguió hasta que su silueta ocupo la ventana por completo, recortándose con la luz de los ocasionales (pero oportunos) relámpagos de la tormenta.
Observó con curiosidad como el otro humano se iba temeroso y volvía amenazador, pero poco le preocuban él o su extraño palo y le ignoró para continuar centrándose en la mujer.
La diestra de la bestia se agitó saludando, mientras que su otra mano señalaba alternativamente a su boca y se frotaba su panza.
- Haambrreee, Comiiiidaaa - <gañido lastimero> - DAAMEEEEE COOOOMIIIIIDAAAAAA -
Guillermon- Mensajes : 343
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Re: La historia de Komodo
El palo explotó y las postas salieron disparadas impactando directamente sobre Komodo. Sabía que los humanos tenían cacharros peligrosos, pero hasta ahora ninguno le había echo perder el equilibrio junto a una ventana a unos diez pisos de altura. Mientras caía, se llevó la mano instintivamente a sus tripas y luego la observó.
Observó su mano rosada y suave ensangrentada. El dolor se transmitía directamente desde sus entrañas al resto del cuerpo. Escuchaba gritos al fondo, pero empezaban a emborronarse. El dolor cesó poco a poco y el cansancio y el frío se iban adueñando de él. Sus sentidos se diluían ¿Aquel que le gritaba era su padre?. Pronto no quedó nada. Sólo la oscuridad eterna.
Cayó pesadamente y se golpeó violentamente contra el suelo. Sintió todos sus miembros dislocarse a la vez. Había llegado la hora de morir.
Pero algo en él se negaba a aceptarlo. Su nueva naturaleza le hizo recomponerse. Un rugido de dolor recorrió las calles mientras Komodo recuperaba su cuerpo. Su capacidad de regeneración seguía asombrándole incluso a él mismo. Observó su herida, estaba cerrándose.
Tendría que haber muerto. Habría sido natural.
Se levantó mientras recolocaba los últimos huesos. Había estado cerca, pero... ¿dónde estaba su límite?
En la calle un perro canijo lo observaba. Komodo le devolvió la mirada. Una mirada que había echo huir a animales cuatro veces más grande. El perro se quedó allí, observando con curiosidad. Lo primero que le llamó la atención de él fue que no estaba tan delgado como los demás perros callejeros.
Observó su mano rosada y suave ensangrentada. El dolor se transmitía directamente desde sus entrañas al resto del cuerpo. Escuchaba gritos al fondo, pero empezaban a emborronarse. El dolor cesó poco a poco y el cansancio y el frío se iban adueñando de él. Sus sentidos se diluían ¿Aquel que le gritaba era su padre?. Pronto no quedó nada. Sólo la oscuridad eterna.
Cayó pesadamente y se golpeó violentamente contra el suelo. Sintió todos sus miembros dislocarse a la vez. Había llegado la hora de morir.
Pero algo en él se negaba a aceptarlo. Su nueva naturaleza le hizo recomponerse. Un rugido de dolor recorrió las calles mientras Komodo recuperaba su cuerpo. Su capacidad de regeneración seguía asombrándole incluso a él mismo. Observó su herida, estaba cerrándose.
Tendría que haber muerto. Habría sido natural.
Se levantó mientras recolocaba los últimos huesos. Había estado cerca, pero... ¿dónde estaba su límite?
En la calle un perro canijo lo observaba. Komodo le devolvió la mirada. Una mirada que había echo huir a animales cuatro veces más grande. El perro se quedó allí, observando con curiosidad. Lo primero que le llamó la atención de él fue que no estaba tan delgado como los demás perros callejeros.
Txus- El que debe ser nombrado
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Re: La historia de Komodo
Komodo se quedó observando al perro un buen tiempo. En su interior se debatían la curiosidad y el hambre.
Escuchó unas sirenas detrás suyo. Unos coches con luces se detuvieron en la entrada del callejón y de ellos bajaron varios humanos armados.
-¿Qué narices es eso?
-Alto. Policía. Las manos en la cabeza.
-¿Tú crees que te entiende?
Komodo se giró, las potentes luces artificiales que portaban los humanos le obligaron a taparse los ojos. Llegaron más. Las voces se entremezclaron, todas ellas amenazantes.
Alguien disparó. Y los demás le imitaron. Las heridas se iban curando a medida que se producían. Komodo se había preguntado unos momentos atrás cuál era su límite. Lo estaba alcanzando. Poco a poco sus heridas dejaban de curarse para volverse permanentes. Intentó moverse, pero estaba demasiado débil.
Finalmente cayó. La sensación era familiar. La vida escurriéndose fuera de él.
-¡Alto el fuego!
Se sumió en la oscuridad. Esta vez para no volver jamás.
FIN
Escuchó unas sirenas detrás suyo. Unos coches con luces se detuvieron en la entrada del callejón y de ellos bajaron varios humanos armados.
-¿Qué narices es eso?
-Alto. Policía. Las manos en la cabeza.
-¿Tú crees que te entiende?
Komodo se giró, las potentes luces artificiales que portaban los humanos le obligaron a taparse los ojos. Llegaron más. Las voces se entremezclaron, todas ellas amenazantes.
Alguien disparó. Y los demás le imitaron. Las heridas se iban curando a medida que se producían. Komodo se había preguntado unos momentos atrás cuál era su límite. Lo estaba alcanzando. Poco a poco sus heridas dejaban de curarse para volverse permanentes. Intentó moverse, pero estaba demasiado débil.
Finalmente cayó. La sensación era familiar. La vida escurriéndose fuera de él.
-¡Alto el fuego!
Se sumió en la oscuridad. Esta vez para no volver jamás.
FIN
Txus- El que debe ser nombrado
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